No ha existido un mejor acompañante para unas cuantas fresas y moras que un rico yogur. Sin embargo, por ser un lácteo, algunos temen incluirlo con frecuencia en la alimentación.
El yogur es un producto lácteo fresco, muy versátil. Puede utilizarse como postre, solo o con edulcorante, mermelada natural, miel o como ingrediente de numerosas salsas para pastas, ensaladas y carnes.
Probablemente haya sido cuestionado luego de que decidiéramos agregarle azúcar, cereales refinados y acompañantes poco saludables. Sin embargo, es importante destacar que el yogur en su forma natural, se obtiene por la acción fermentativa de las bacterias ácido lácticas sobre la leche, con o sin la adición de otros productos lácteos. Estas bacterias vivas han demostrado poseer múltiples beneficios para la salud.
El yogur al igual que otros lácteos, es una buena fuente de calcio, magnesio y fósforo que son los minerales más importantes para nuestros huesos! Y para sorpresa de muchos, estos minerales están en mayor cantidad en el yogur que en la leche. Pero, como todo lácteo, es de origen animal, además de los nutrientes y las vitaminas también, aporta grasas saturadas! Por eso la mejor alternativa es elegir yogur bajo en grasa o descremado.
Muchos estudios han demostrados los beneficios importantes del consumo de este lácteo en una alimentación balanceada. Favorece de múltiples maneras nuestro organismo:
• El yogur tiene la capacidad de ayudarnos a regenerar nuestra flora intestinal, la cual se ve muy afectada por infecciones intestinales, diarreas y el uso y abuso de antibióticos
• Los probióticos presentes en el yogur, fortalecen el sistema inmunológico y previenen infecciones no solo en el sistema digestivo sino también, infecciones vaginales y urinarias.
• El yogur nos ayuda a mantener una flora intestinal saludable. Es muy importante para un buen tránsito intestinal. Si sufres de estreñimiento inclúyelo regularmente en tus comidas.
• Consumir yogur reduce la población de bacterias perjudiciales en el intestino, aumentando la cantidad de bacterias beneficiosas. Resulta muy favorable en los casos de enfermedades inflamatorias intestinales.
• A diferencia de otros lácteos, el yogur contienen menos colesterol que la leche, lo cual resulta beneficioso para las personas que cuidan su salud cardiovascular.
• Investigaciones recientes han demostrado que las personas que ingieren yogur frecuentemente, tienen menos probabilidades de desarrollar hipertensión arterial y enfermedad cerebrovascular. Parece abrirse un nuevo horizonte a su favor
• El yogur es muy versátil, fácil de almacenar y de transportar. Es una merienda ideal para los niños y se puede incorporar a la alimentación a partir del sexto mes, previa aprobación del pediatra.
Recomendaciones para el consumo de yogur y otros lácteos:
La cantidad de leche o sus derivados lácteos que se recomienda consumir dependen de la edad de la persona. Lo importante es escoger opciones bajas en grasa o descremados.
• Niños a partir de los 9 años, adolescentes y adultos: 3 porciones de lácteos al día, que pueden ser 1 taza de leche o yogur, 1 a 1 onzas (40 gramos) de queso natural o 2 onzas (56 gramos) de queso procesado.
• Niños de 2 a 3 años de edad: sólo 2 porciones de lácteos al día (2 tazas de yogur por ejemplo)
• Niños entre 4 y 8 años de edad: 2 porciones al día.
1. Elije yogur descremado o con bajo contenido de grasa. Y en caso de ser posible, escoge los enriquecidos con vitamina D.
2. Agrega yogur a tus comidas. Usa yogur descremado o con contenido bajo de grasa con el cereal rico en fibra y la avena. También como aderezo para las ensaladas de frutas, batatas horneadas y en lugar de aderezos más grasosos como la crema agria.
3. Cuidado al elegir yogur dulce. Los yogures de frutas, yogures congelados y con cereales pueden contener grandes cantidades adicionales de azúcar. Esos azúcares adicionales son calorías sin valor nutritivo. De ellos necesitamos los nutrientes, no las calorías.
4. Promueve la salud en tu familia. Los padres que tienen una alimentación balanceada, motivan a sus hijos a seguirlos. Consumir lácteos con moderación, es un ejemplo fundamental para tus hijos. Incluye regularmente alimentos lácteos descremados o bajos en grasa en las comidas y las meriendas para que todos se beneficien.
Dato importante:
Por cada 100 g. de yogur obtenemos:
180mg. de Calcio, 17mg de Magnesio, 240mg de Potasio y 7140mg de Fósforo.
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