Los Virus del Papiloma
Humano (VPH) son un grupo diverso de ADN virus perteneciente a la familia de
los Papillomaviridae.
Se les llama papilomavirus
porque algunos tipos pueden causar verrugas o papilomas, los cuales son tumores
benignos (no cancerosos).
Como todos los virus de esta
familia, los vius del papiloma humano VPH sólo establecen infecciones
productivas en el epitelio estratificado de la piel y mucosas de los humanos,
así como de una variedad de animales.
Se han identificado
alrededor de 200 tipos diferentes de virus de papiloma humano VPH, la mayoría
de los cuales no causan ningún síntoma en la mayor parte de la gente.
Algunos tipos de VPH
transmitidos por contacto sexual pueden causar verrugas o condilomas, mientras
otros pueden generar infecciones subclínicas, que pueden (en una minoría de
casos) dar lugar a cáncer cervical, cáncer de vulva, vagina y ano en mujeres, o
cáncer de ano y pene en los hombres.
La mayor parte de la gente
infectada por VPH desconoce que lo padece.
Todos los VPH se transmiten
por contacto piel a piel.
Entre treinta y cuarenta
tipos de VPH se transmiten normalmente por contacto sexual e infectan la región
anogenital.
La infección persistente con
algunos tipos de VPH transmitidos sexualmente denominados de “alto riesgo”
(diferentes de los que causan verrugas) puede evolucionar y producir lesiones
precancerosas y cáncer invasivo.
La infección con VPH es la
causa principal de casi todos los casos de cáncer cervical, aunque en la mayor
parte de las infecciones con este tipo de virus no se produce ninguna
patología.
El médico alemán Harald zur
Hausen recibió el Premio Nobel de Medicina en el año 2008 por el descubrimiento
de VPH como una causa de cáncer cervical.
La mayor parte de las
infecciones con VPH en mujeres jóvenes son temporales, y tienen poca
importancia. 70% de las infecciones desaparecen en 1 año y 90% en 2 años.
Sin embargo, cuando la
infección persiste, existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en
el cuello del útero (cérvix), que puede progresar a cáncer cervical invasivo.
Este proceso normalmente
lleva entre 15 y 20 años, dando muchas oportunidades a la detección y el
tratamiento de las lesiones precancerosas.
Existen más de 100 cepas
conocidas, muchas de ellas inofensivas, aunque unas 30 de ellas son la causa
más frecuente de enfermedades de transmisión sexual.
Tienen diferentes tropismos,
dirigido a una zona de piel determinada: según sea la preferencia sexual,
infectan mucosa bucal, mucosa laríngea, genitales externos, mucosa vaginal,
planta del pie, espacios interdigitales.
En todos los casos, se
estima que los virus llegan a las células (queratinocitos, entre la dermis y
epidermis) a través de pequeñas lesiones, tales como las que se pueden producir
durante un encuentro sexual.
Algunos de los síntomas más
importantes que sugieren la presencia de virus del papiloma humano son:
- Irritaciones constantes en la entrada de
la vagina con ardor y sensación de quemadura durante las relaciones
sexuales (se denomina vulvodinia)
- Pequeñas verrugas en el área
ano-genital: cérvix, vagina, vulva y uretra (en mujeres) y pene, uretra y
escroto (en varones).
- Pueden variar en apariencia (verrugas
planas no visibles o acuminadas si visibles), número y tamaño por lo que
se necesita de la asistencia de un especialista para su diagnóstico.
Alteraciones del Papanicolaou que nos habla de que en el cuello del útero
hay lesiones escamosas Intraepiteliales (zonas infectadas por VPH, que
pueden provocar cáncer).
Un examen cervical
(inspección visual) también se puede detectar verrugas y otros crecimientos
anormales, que aparecen como manchas blancas en la piel cuando se lavan con
ácido acético.
Actualmente hay varias
formas de hacer diagnóstico de VPH y son:
- Observación clínica
- Papanicolaou Convencional
- Papanicolaou de Base Líquida
- Colposcopia
- Biopsia dirigida de la lesión
- Estudios especiales de Biología
Molecular para identificar DNA viral:
1.
Inmunohistoquímica
2.
Secuenciación – Hibridación
3.
Reacción en cadena de polimerasa (PCR)
4.
Microscopía electrónica
En la gran mayoría de las
veces el diagnóstico se realiza al acudir la mujer a su revisión ginecológica
semestral o anual, a través de la toma del Papanicolaou y la Colposcopia.
En ese momento se le informa
a la paciente que se sospecha de la presencia del VPH y que se puede realizar
una Biopsia de la lesión o la toma de muestra para tipificar el número de virus
del papiloma Humano.
Con altas tasas de curación
en Estados Unidos y otros países con recursos financieros suficientes, se
utiliza el test cervical Papanicolaou (Pap) para detectar células anormales que
podrían degenerar en cancerosas.
Las células anormales y
cancerosas pueden removerse con un procedimiento simple, normalmente con un asa
cauterizante o más frecuentemente en el mundo desarrollado, por congelación
(crioterapia)
Debido a que el test Pap es
difícil de mantener en centros con pocos recursos, entre el 80-85% de los
fallecimientos por cáncer cervical tienen lugar en los países en desarrollo.
El objetivo primordial del
tratamiento de las verrugas genitales es remover las verrugas sintomáticas; si
no se tratan, las verrugas genitales pueden desaparecer solas, permanecer sin
cambios o incrementar su número y tamaño.
Determinar si el tratamiento
reduce su transmisión es difícil, ya que no se ha establecido algún marcador de
laboratorio sobre su infectividad y los estudios de permanencia del ADN del VPH
han mostrado resultados variables.
Los datos indican que las
terapias actuales pueden reducir pero no erradicar su infectividad. No se ha
encontrado evidencia que relacione la presencia de verrugas genitales o su
tratamiento con el desarrollo de cáncer de cérvix.
No se ha encontrado
evidencia definitiva que sugiera que algún tratamiento es superior a otro y no
se ha encontrado un tratamiento único e ideal para todos los pacientes.
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